Meditación del Micro-Macro Cosmos

Meditación del Micro-Macro Cosmos

Nos sentamos cómodamente, con la espalda erguida. Relajamos los músculos y la mente.

Tomamos consciencia de nuestra respiración, de cómo el aire entra en
nuestros pulmones. Cada vez que inspiramos nos sentimos relajadas, cada
vez que espiramos el aire expulsamos tensión.

Respiramos tranquilidad, expiramos tensión.

Fijamos nuestra atención en nuestros pulmones y como el aire fluye por
ello. Prestamos atención a nuestro corazón, a sus latidos, con son
tranquilos, relajados. Sentimos nuestro flujo sanguíneo y como recorre
nuestro cuerpo, como se extiende por cada órgano, por cada músculo.

Prestamos atención y somos conscientes de nuestros músculos, como están
relajados. Sentimos nuestros huesos, como nos sostienen, como están
relajados. Nos centramos aun más en ellos en su interior, en la medula,
donde se encuentran las células madre.

Tomamos consciencia de una de las estas células madre, nos aproximamos a
ella y nos introducimos en ella, flotamos en su plasma, nos relajamos
en esta sensación. Y flotando no vamos acercando al núcleo. Cada vez más
próximos, hasta que penetramos en el núcleo. Observamos el núcleo,
donde están las cadenas de ADN, las espirales de la vida, el primer
ladrillo de la vida.

Nos aproximamos a una de estas espirales tomamos consciencia de ella,
vemos como están constituidas, como la moléculas están entrelazadas.
Percibimos la energía que une estas moléculas. Ahora nos acercamos aun
más, un poco mas y podemos ver los átomos que forman estas moléculas. No
vamos acercando y observamos un átomo.

Es como un sistema planetario
con un núcleo y los electrones girando a su alrededor. Nos vamos
acercando al átomo y sentimos la enorme fuerza, la energía que mantiene
unido al átomo.

Nos aproximamos más aun y nos introducimos en él. Sentimos como formamos
parte de la energía que mantiene unido el átomo. Y seguimos
introduciéndonos más profundamente, nos aproximamos al núcleo, nos
introducimos en él. Observamos las partículas que los componen,
observamos la distancia que hay entre ellas y sentimos la energía, la
fuerza que las mantiene unidas. Esta es la energía de la vida.

Seguimos adentrándonos, acercándonos más y más. Podemos ver que un
neutrón y nos acercamos a él. Vemos que a su vez esta compuesto de más
partículas, están separadas entre ellas pero ahí esta la energía de la
vida, del amor que las mantiene unidas. Nos adentramos en esta energía y
sentimos su vibración. Vibramos con ella. La sentimos y nos
identificamos con ella, nos llenamos de ella.

Avanzamos por este enorme y negro vació lleno de energía, es un lugar
donde no hay tiempo no hay espacio solo nosotras, solo la energía. Nos
quedamos aquí unos momentos disfrutando de esta sensación, recargándonos
de esta energía.

Vibrando con la vida, con el amor, con la energía que
conexiona todo. Sintiéndonos uno con todo. Ahora llenas, plenas de esta energía de vida seguimos nuestro camino,
seguimos adentrándonos en la oscuridad, cada vez más y más
profundamente. Hasta que llegamos a un punto en el que traspasamos el
velo y salimos a un lugar lleno de luz.

Estamos viendo un brillante
estrella, un sistema planetario similar al un átomo. Los planetas
parecen electrones. Nos vamos acercando y podemos ver con más detalles
esto planetas. Hay uno que nos atrae, es un pequeño planeta azul. Nos
detenemos un momento y le enviamos parte de esa energía de la que
estamos rebosantes, parque que recuerde que forma parte del todo, que
todos los seres sientan que son uno con el todo.

Ahora nos vamos acercando aun más hacia el planeta e identificamos
nuestro lugar de origen, nuestra cuidad, nuestra casa, nuestro cuerpo. Comenzamos a tomar conciencia de nuestro cuerpo nuevamente, de nuestra
respiración de nuestra energía. Y nos vamos desperezando, moviéndonos
poco a poco. Estamos aquí y ahora. Y nos encontramos muy bien y muy
relajadas.