Tabla de DiógenesComo el filósofo griego Diógenes, que buscaba el día entero a una persona honesta con una linterna encendida, la búsqueda de un motivo racional y ético para crear hoy un nuevo ser humano sigue sin éxito. Pregunta a cualquiera por qué planea engendrar una réplica de sí mismo, y lo más probable es que ofrezca una de las razones enumeradas en la tabla de aquí abajo. Sus verdaderas razones se encuentran en la columna del medio, y las alternativas a la procreación por estas mismas razones en la columna de la derecha.
Diogenes de Sínope También conocido como Diógenes el Cínico, era un filósofo de la escuela cínica. No existen manuscritos suyos, se conoce parte de su vida gracias a su tocayo Diógenes Laercio. Vivió entre los años 412 a.c. en Sinope y murió sobre el 323 a.c. en Corinto.
Vivió como vagabundo en las calles de Atenas proclamando su probreza como una virtud. Su casa era una tinaja y caminaba por las calles con una linterna diciendo: "busco al hombre honesto". Sus pertenencias se limitaban a un báculo, un cuenco, un zurrón y un manto. Durante sus búsquedas, vió un niño bebiendo agua en una fuente con sus propias manos y decidió tirar su cuenco viéndose mas afortunado que el niño por tener cuenco y el niño no.
Siempre proclamaba que un sabio honesto debía vivir una vida natural e independiente, sin lujos, y que la ciencia, los honores y las riquezas eran falsos bienes que habia que despreciar. El sabio debe tender a liberarse de sus deseos y reducir al máximo sus necesidades.
Diógenes llegó a Atenas con un esclavo llamado Manes, que lo abandonó, y Diógenes mientras se reía del abandono de Manes, decia: “Si Manes puede vivir sin Diógenes, ¿por qué Diógenes no va a poder vivir sin Manes?” Diógenes será coherente riéndose de la relación de extrema dependencia entre las personas.
En una calle de Ágora, se estaba masturbando y las gentes que por allí pasaban le reprimieron, y Diógenes replicó: "¡Ojalá, frotándome el vientre, el hambre se extinguiera de una manera tan dócil!" Tenía un desprecio tan grande por la humanidad que en en una ocasión apareció de día en las calles de Atenas con su lámpara en la mano diciendo: “Busco un hombre”.
Diógenes iba apartando a los hombres que se cruzaban en su camino diciendo que solo tropezaba con escombros, pretendía encontrar al menos un hombre honesto sobre la faz de la tierra.